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Detenido un monchín por circular drogado, huir y atropellar a una mujer en PajarillosEl conductor estaba parado en una plazoleta peatonal en el corazón de la barriada del 29 de Octubre y por eso llamó la atención de ... una patrulla camuflada de la Policía Local que pasaba por allí. Comenzaba una intervención que acabaría con el protagonista, un joven monchín, hijo de una larga saga familiar vinculada con el narcotráfico, detenido por un doble delito contra la seguridad vial y otro contra la salud pública. Todo ello después de una peligrosa persecución por las calles de Pajarillos que acabó con el sospechoso atropellando a una mujer durante la huida. La víctima, por fortuna, solo sufrió heridas leves.
Los hechos se sucedieron a partir de las cinco de la tarde del viernes en la plazoleta de la calle Canario, situada a la derecha de la salida del túnel de Vadillos hacia la calle Villabáñez. Allí los policías locales, que patrullaban de paisano, vieron el turismo del sospechoso, un Peugeot 508 negro, mal aparcado y a su conductor en una actitud vigilante. Así que fueron a identificarle. Pero el joven, Alejandro R. V., de 25 años, les vio venir. Y emprendió la huida a toda velocidad enfilando la calle Águila ya con la patrulla pisándole los talones.
La persecución estuvo a punto de concluir sin mayores incidencias unos metros más adelante, cuando el conductor tuvo que parar ante un semáforo por la presencia de un coche que le cortaba el paso. Allí uno de los agentes se bajó y le dio el alto. Fue entonces cuando el joven se subió por un vado a la acera y consiguió así continuar con la fuga.
Instantes después prosiguió «a toda velocidad» por la estrecha calle Pato –una vía de un solo carril– y cuando llegaba al final, en un paso de cebra situado antes de la salida a Tórtola, el conductor atropelló a una mujer de 40 años que cruzaba la calzada por el paso de cebra junto a su hija. Allí, a las 17:13 horas, concluyó la precipitada huida al ser interceptado por delante, cortándole el paso hacia Tórtola, por la patrulla camuflada que le estaba persiguiendo. La víctima, por fortuna, solo sufrió un golpe en una mano, la izquierda, donde presentaba una herida sangrante de la que fue atendida en el lugar del accidente por los sanitarios. Su hija salió ilesa.
Y allí también fue finalmente detenido por los policías municipales el conductor del Peugeot, Alejandro R. V., nieto de una histórica monchina, Lucía, la Guaja, e hijo de dos históricos también del narcotráfico, Peluso y Marujina. Entre los tres suman decenas de antecedentes y condenas por narcotráfico. El joven monchín, de hecho, también tiene antecedentes policiales y fue detenido junto a su madre cuando acababa de cumplir la mayoría de edad precisamente en el entorno de la plazoleta de la calle Canario en la que el viernes comenzó la huida.
El sospechoso, de entrada, dio positivo por consumo de estupefacientes (hachís). Así que solo por este motivo y el atropello será investigado por un doble delito contra la seguridad vial. Pero había más. Los agentes locales, que llegaron a reunir una decena de patrullas durante la persecución y en la posterior intervención con el sospechoso que desembocó en su arresto, solicitaron la colaboración de los guías caninos del 091 para inspeccionar el vehículo en busca de sustancias estupefacientes.
Y los perros adiestrados en la materia los encontraron. Así intervinieron al sospechoso más de cien gramos de marihuana y hachís. La primera droga, como curiosidad, estaba envuelta en un paquete de 97 gramos que lucía el logotipo 'PRADA' con una caricatura de un joven sonriente con gorra, una marca identificativa a buen seguro del proveedor. El resto de las sustancias incautadas estaban repartidas en pequeños envoltorios con chinas de hachís de apenas cuatro gramos.
Los policías, por último, intervinieron al nieto de la Guaja una navaja y más de seiscientos euros en distintos billetes que llevaba encima el conductor. Su acompañante, que viajaba de copiloto, se libró al no llevar ninguna sustancia durante el registro al que también fue sometido.
De manera que Alejandro R. V., de 25 años, será investigado también por un posible delito contra la salud pública e, incluso, podría llegar a ser sancionado por la tenencia de la citada navaja, en este caso por la vía administrativa.
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