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El mapa de las carreras ilegales: polígonos y largas rectas a las afuerasNo van a desaparecer. Son como la energía, que ni se crea ni se destruye. Se transforman. Aunque mejor dicho, en este caso, cambian de ... ubicación. Son las carreras ilegales de Valladolid. Las de todos los viernes en una práctica que se acerca más al 'tuning' que a una propia competición ilícita. Tan presentes están que todos los viernes hay 'quedadas' por diversos puntos de la geografía vallisoletana. Algunas de ellas multitudinarias, con más de un centenar de vehículos.
Una gran cantidad de coches, también hay motos, que aunque estén allí presentes, no forman parte de las denominadas lanzadas, más bien son curiosos que se acercan hasta el punto en cuestión para presenciar lo que consideran un espectáculo del motor. Eso sí, con ninguna medida de seguridad. De ahí la peligrosidad.
Son varias zonas por las que se extienden las carreras ilegales en Valladolid. Todas ellas en amplios polígonos industriales, aparcamientos de grandes centros comerciales o largas rectas de espacios apartados de la ciudad. Y de esos, en Valladolid, hay unos cuantos.
El mapa de las carreras ilegales mantiene siempre un patrón: zonas sin tráfico nocturno, alejadas del núcleo urbano y áreas industriales con una actividad nimia cuando la noche cae. Si se empieza por lo más reciente, el lugar más de moda para estos aficionados se encuentra en el denominado polígono de El Carrascal, una especie de continuación del de San Cristóbal y a escasos metros de La Cistérniga. Sus infinitas calles han servido para que los participantes lo hayan convertido en uno de sus centros neurálgicos de las últimas semanas. Y dentro de todas esas vías con nombres de elementos químicos, la calle Oxígeno es la idónea para pisar el acelerador a fondo. Su longitud en algunos casos supera los 700 metros, espacio más que suficiente para que dos vehículos se enfrenten en una competición sin jueces ni árbitros.
Cerca de ese emplazamiento, en la calle Turquesa, se encuentra otra zona de encuentro, concretamente en una gasolinera ocupada por las noches por estos participantes. Es su punto de encuentro. Su mera presencia no es delito ni infracción, pero fue hasta esta estación de servicio donde acudió la Policía Municipal para identificar a varios conductores. Es el coto que pone el cuerpo local cuando no les pilla in fraganti en plena lanzada, lo que sería de por sí un delito contra la seguridad vial.
Con esa tesitura sobre la mesa, los agentes se encuentran con escasos recursos para detener la carreras ilegales. De hecho, la identificación suele ir acompañada, si así se cercioran, de otro tipo de sanciones como si la Inspección Técnica del Vehículo (ITV) está caducada. Es lo que sucedió el pasado fin de semana, el 15 de marzo, en la avenida de Gijón. Los agentes sorprendieron a una veintena de coches en un lavadero, si bien identificaron a dos por esa infracción. Los demás tenían su vehículo en perfectas condiciones para circular.
La presencia de estos conductores, la mayoría jóvenes, se da también en aparcamientos de centros comerciales. Uno de los más concurridos es el Carrefour del Barrio España. Su barrera se encuentra levantada las 24 horas al estar ubicada ahí una gasolinera que funciona durante todo el día. Un emplazamiento repleto de columnas y que cuenta con badenes antivelocidad, elemento inservible, por ejemplo, si esas lanzadas las efectúan entre las plazas de aparcamiento.
De hecho, los frenos y roderas se ven a simple vista dentro del sotechado, sobre todo en la zona reservada para personas con discapacidad. Este espacio también lo conoce la Policía Municipal y sus visitas los viernes se intensifican. Estuvieron allí el 7 de marzo, cuando se encontraron a varios jóvenes con sus coches sin cometer ningún delito por el que se les pudiera sancionar.
Ese 7 de marzo fue un día señalado dentro de los amantes del 'tunning' porque la concentración, antes de ir al Carrefour, tuvo lugar en el polígono de El Brizo, en Aldeamayor de San Martín. Fue una quedada multitudinaria con 150 coches que aprovecharon un sector idóneo para disfrutar de su 'afición'. Se alejaron de la capital para eludir las obligaciones de la Policía Municipal y que esa responsabilidad quedara en manos de la Guardia Civil. Porque estos jóvenes también conocen que es más fácil moverse por el entorno rural, pues la Benemérita trabaja sobre una superficie más extensa y, de noche, con menos recursos.
A pesar de todo, hasta tres patrullas se presentaron en El Brizo para disuadir la concentración. No llegaron a tiempo de presenciar las carreras, pero sí que pudieron desalojar a todos los coches con el megáfono en mano. Los allí presentes hicieron caso y, aunque la mayoría no estaban haciendo nada punible, abandonaron la zona.
Ha sido hasta el momento el evento con mayor número de vehículos. Su promoción llegó por redes sociales, donde se anunciaba una gran concentración y en la que se invitaba a que, de forma privada, se les preguntara por el emplazamiento. No lo escondían en un perfil abierto al público y revisado, tal vez, por la propia Guardia Civil
El Brizo, con calles de medio kilómetro como la de Quejigo, ha sido noticia en más de una ocasión. Era uno de los puntos más visitados por estos participantes y, por ende, del Instituto Armado. Sus visitas a esas vías se han producido en más de una ocasión, sobre todo en la primavera del año pasado. La historia parecía que se iba a repetir, pero la mera presencia de los agentes hacen que sean recelosos de volver a Aldeamayor. Aunque desde la Guardia Civil cuentan con que algún viernes volverán.
De igual manera son varios los municipios que se han visto afectados por las carreras ilegales. Villanubla y Zaratán no han sido ajenos. Uno por su polígono industrial, el otro por el centro comercial Equinoccio (una situación similar a la del Carrefour). Hasta esos emplazamientos también ha acudido con frecuencia la Benemérita. Siempre de noche. Su llegada, más allá de identificar, era para disuadir.
De vuelta a la capital, otras vías también han sido escenario de escenas más propias de 'Fast and Furious'. Sucedió en la avenida Argentina, en Arturo Eyries. Su enclave, en pleno caso urbano y rodeado de edificios, propició que ese punto se esfumara. La vía, con una ligera pendiente, se presentaba como idónea para las lanzadas.
Dentro de esta actividad, lo que no se percibe en el ambiente es una posible tragedia. Un acelerón descontrolado o un curioso en mitad de la calzada. Valladolid ha esquivado hasta el momento un gran accidente en plena competición, pero en otros puntos de la geografía española se han lamentado fallecidos. Sucedió en Vitoria hace un año en un atropello que causó dos muertos. Eran espectadores jóvenes, como los centenares que se dan cita en los polígonos de Valladolid cada viernes.
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