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El mercado laboral de Valladolid se halla inmerso en un torbellino de cambios en el que confluyen un incremento de los trabajadores extranjeros, una caída ... de los españoles en edad de trabajar, un envejecimiento acelerado de la población y un número de pensionistas que no deja de crecer.
¿Cómo se relacionan todos estos fenómenos? ¿Qué consecuencias laborales tiene la reactivación de los flujos migratorios después de la pandemia? ¿Quién pagará las pensiones en un territorio cada vez más envejecido? Los datos cruzados del Instituto Nacional de Estadística, la Seguridad Social y el Ecyl permiten dibujar una radiografía que arroja, de entrada, un titular claro: la mitad de los nuevos afiliados dados de alta en el sistema durante 2024 eran extranjeros.
El dato más reciente de afiliación, correspondiente al mes de enero de 2025, habla de 230.908 personas en Valladolid. Son 5.767 más que justo un año antes, lo que supone un incremento del 2,5%. De esos 5.767 nuevos cotizantes, 2.922 eran españoles (el 50,6%) y 2.845 habían nacido fueras del país (49,3%).
Unos porcentajes muy similares que hacen que las altas se repartan casi a la mitad entre autóctonos y foráneos. Eso sí, el ritmo de creación de empleo es superior en el caso de los extranjeros. Han pasado de 16.298 a 19.143 en un año (lo que supone un avance del 17,45%). En el caso de los españoles, ese incremento es del 1,4% (desde los 208.403 de enero de 2024 a los 211.765 de un año después).
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La creación de empleo entre la población extranjera se ha acelerado en los últimos tres años (coincide con una rebaja generalizada de las cifras de paro y, también, con una mayor llegada de personas procedentes de otros países). En 2022, la afiliación media de extranjeros en la provincia se situaba en 13.912 personas. La media de 2024 subió hasta los 18.117. Y ahora, en enero, estaba en 19.143. Son 10.172 trabajadores más que hace justo una década. Un incremento del 113%. Durante ese mismo periodo, la población llegada de otros países ha aumentado el 54,9% en la provincia (hasta alcanzar el récord de 56.697 anotado el 1 de enero de este 2025).
En el régimen general son 14.774 trabajadores, a los que habría que sumar 1.097 en el sistema especial agrario, 1.014 en el de hogar y 2.258 autónomos.
Valladolid se ha colocado además como la cuarta provincia (en términos porcentuales) donde más creció el empleo extranjero durante el último año. Ese incremento del 17,4% se sitúa más de nueve puntos por encima de la media nacional (que está en el 8,03%) y solo por detrás de Jaén, Córdoba y Zamora, que son las provincias que más fuerza de trabajo foránea han incorporado desde enero de 2024.
Durante el año pasado, Valladolid vio cómo se suscribían 158.914 contratos. De ellos, 34.664 tenían la firma de una persona nacida en otro país. Suponen el 21,81% del total. Es decir, casi uno de cada cinco contratos formalizados el año pasado en la provincia fueron de un trabajador extranjero. En mayo y agosto, este porcentaje subió hasta más allá del 23%. Y no está de más recordar que no se trata de empleados, si no de contratos (una persona puede firmar varios a lo largo del año).
Por sectores, los que generaron más firmas entre la población foránea fueron la agricultura, la industria manufacturera y la hostelería. Estos tres ámbitos concentraron seis de cada diez contratos.
¿Y de qué países proceden esos trabajadores? En primer lugar, por detrás de los nacidos en España, se sitúan los marroquíes, con 6.573 contratos. Le siguen Rumanía (5.497), Colombia (4.989) y Bulgaria (3.572). Llama la atención que la comunidad colombiana (la más nutrida de Valladolid) no se sitúe, sin embargo, en primer lugar en el número de contrataciones. Esto tiene una explicación. La llegada de ciudadanos procedentes de Colombia (también de Venezuela o Perú) se ha acelerado durante los últimos dos años. Muchas de estas personas, al llegar aquí, inician los trámites para solicitar protección internacional. Y durante los seis primeros meses, desde la presentación y admisión a trámite de la solicitud, no están autorizadas para trabajar. Después sí, pero esto ralentiza su incorporación al mercado laboral.
¿En qué trabajan? ¿Qué sectores son los que acumulan un mayor porcentaje de trabajadores extranjeros? Para responder esta pregunta hay que acudir a las cifras oficiales. Y aquí no se encuentra la economía sumergida, a la que recurren muchas personas (sobre todo aquellas que no cuentan con los papeles en regla). Los cuidados o el empleo doméstico son un foco importante de estos trabajos en b. Pero si nos atenemos a los datos de afiliación, se aprecia una clara diferencia del empleo extranjero cuando se compara con la distribución por sectores en el total de la población. Estos porcentajes corresponden a los afiliados en el mes de enero en el conjunto de Castilla y León.
El mayor porcentaje de empleados extranjeros se da en el comercio (21,71%), cuando este sector reúne al 14,75% de los trabajadores cuando se computa el global (españoles incluidos). También es muy superior el peso de la hostelería o la construcción entre los trabajadores nacidos fuera de España (diez puntos porcentuales más detrás de la barra del bar y once más encima del andamio). Sin embargo, la presencia extranjera está muy por detrás de la autóctona en sectores como la industria, la educación o las actividades sanitarias
Detrás de estos porcentajes hay una realidad que se ha agrandado durante los últimos años. La nueva ola migratoria (que comenzó justo después de la covid) viene sobre todo de América Latina, con una población que, en muchas casos, llega a España con titulación superior. De acuerdo con un informe reciente de la UE, el 54% de los trabajadores extranjeros está sobrecualificado para el trabajo que desempeña (cuando ese porcentaje es del 33% entre los universitarios nacidos en España). En este hecho influyen las trabas y dificultades para la homologación de títulos obtenidos en el extranjero.
Todo esto unido (economía sumergida, trabajos por debajo de la cualificación, empleos precarios o en jornadas reducidas) hace que los salarios de las personas extranjeras se sitúen por debajo de la media. El último dato oficial, publicado por el INE con cifras de 2024, dice que el salario bruto medio de un trabajador extranjero está el 31,9% por debajo del empleado español en jornada completa (1.762 euros, frente a 2.391) y el 24,5% si el contrato es a tiempo parcial (767 frente a 955).
Y un dato más sobre el mercado laboral. Valladolid cerró el año 2024 con 22.118 personas inscritas en el paro. El 9,8% tienen su origen en otros países. Después de España (20.118 parados), vienen Marruecos (481), Bulgaria (405), Rumanía (322) y Colombia (203).
Lo que parece claro es que el peso de los trabajadores no nacidos en España tiene una importancia cada vez más relevante en la economía. Y esto se acentuará durante los próximos años. ¿Por qué? Pues porque el número de españoles en edad de trabajar cada vez es más bajo.
Valladolid tenía, a 1 de enero de 2025, un total de 260.775 españoles entre 20 y 64 años. Hemos tomado esta horquilla de edad como aquella en la que se fija el periodo laboral de una persona (aunque se puede prolongar o recortar unos años tanto por delante como por detrás). No solo es la cifra más baja de los últimos años, sino que además no ha hecho cosa que descender. Hace diez años eran 293.634 (una diferencia de 32.859) y si se compara con lo que ocurría hace veinte años, en 2005, son 56.251 españoles menos en ese tramo de edad.
De forma paralela, el número de extranjeros entre los 20 y los 64 años se ha incrementado (salvo un bache vivido desde 2013 -el año con la tasa más alta de paro en la provincia- y hasta la covid). A 1 de enero de 2025 había 45.753 vallisoletanos de otros países en esa franja de edad (cuando en 2015 eran 30.029, una diferencia de 15.724).
Si nos fijamos por tramos de edad, vemos cómo las pirámides de población difieren mucho en función de si se trata de ciudadanos españoles o extranjeros.
La primera gran diferencia está en el tramo de la población más envejecida, donde los nacionales son mayoría abrumadora. La cohorte más numerosa entre los autóctonos es la que se sitúa entre los 50 y los 54 años. La de los llegados desde otros países, entre los 40 y 44. De hecho, si nos fijamos por porcentajes, vemos el importante peso de la población foránea en determinadas franjas.
Por ejemplo, el 23% de los residentes en Valladolid que tienen entre 25 y 34 años han llegado del extranjero. Son casi uno de cada cuatro. Y uno de cada cinco, entre los de 35 y 39 años. Esto supone que el grueso de la población extranjera se sitúa, precisamente, en esos años de ingreso en el mercado laboral.
Y todo esto, en un momento en el que la población mayor de 65 años no deja de crecer. Cada vez hay más jubilados en Valladolid y cada vez hay menos vallisoletanos en edad de trabajar.
El número de personas que ya han cumplido los 65 años está en cifras récord. Eran 132.716 el 1 de enero de 2025. Son 21.491 personas más que hace diez años (un incremento del 19,3%). La caída de la población en edad de trabajar en ese periodo (17.135, el 5,5%) no ha sido tan acusada, en parte gracias a esa llegada de población desde otros países.
Valladolid se sitúa como la provincia número 12 con una mayor tasa de dependencia de mayores de 64 años. Esta tasa se halla al comparar ese tramo de población con el que está comprendido entre los 16 y 64 años. El indicador en Valladolid se sitúa en el 39,78%, de un listado que encabezan Orense y Zamora.
El hecho de que se engrose ese segmento de los mayores de 65 años tiene una consecuencia clara: hay que pagar cada vez más pensiones. El número de pensiones contributivas en Valladolid está, de acuerdo con los datos más recientes (de enero de este año) en 122.778. Son 23.501 pensiones más que en el año 2008.
Las de jubilación han saltado en estos 17 años desde las 56.701 a las 79.775 (el 40% más). Las de viudedad han pasado de 25.893 a 28.437 (una subida del 9,82%). Y no solo han crecido en número, sino también en cuantía. La pensión media de jubilación se situaba, en ese año 2008, en 901,26 euros, en la provincia de Valladolid. El último dato ofrecido por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (correspondiente a enero de este año) cifra esa pensión media en 1.647,78 euros. Son 746 euros más. La de viudedad, que comenzó con 567,74, se sitúa ahora en 1.036,57 euros.
Esto hace que el gasto total en pensiones se haya más que duplicado durante este periodo de tiempo en Valladolid. El importe en 2008 era de 75.293.508 euros al mes. Hoy está en 175.622.700. En apenas un año, el importe ha crecido en diez millones de euros, de acuerdo con los datos del Gobierno. Y para sostener esto, hay que cotizar. Y para eso, hacen falta vecinos en edad de trabajar y con capacidad para generar empleo.
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