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El noble a cuyo cadáver fracturaron las piernas para que cupiera en su ataúdEl número 20 de la calle Teresa Gil está reservado al convento de Porta Coeli, también conocido como 'Las Calderonas', en honor a su valedor ... Rodrigo Calderón, cuyos restos permanecen momificados en el interior del templo. Hijo de Francisco Calderón, un capitán de los Tercios de Flandes, el joven no tardó en convertirse en alguien ambicioso que ganó la confianza de Francisco Gómez de Sandoval y el primer Duque de Lerma, ocupando los cargos de privado y secretario en 1598.
Tras hacerse con los títulos de Caballero de Santiago, Grande de España, Marqués de Siete Iglesias y Conde de la Oliva de Plasencia, Calderón sumó a su carrera ser un poderoso ministro con una actividad intensa en el mundo de la política que le llevó a mantener una relación muy cercana con el Duque de Lerma y a ostentar una gran riqueza. Su economía le permitió adquirir la Casa de las Aldabas de Valladolid en enero de 1605. El noble realizaría reformas, a manos del arquitecto Diego de Praves, en el palacio ubicado en la calle de Teresa Gil tras casarse con Inés de Vargas.
Además del palacete, éste adquirió el patronato de la iglesia del vecino convento franciscano de Porta Coeli. Fundado en 1601 por doña Mariana de Paz Cortés, mujer gracias a la que había sumado su propiedad en la Casa de las Aldabas, le cedió parte del palacio para edificar la iglesia. Al convento se le impusieron varias medidas: un cambio de las religiosas franciscanas a la orden dominica y reservar los testeros del templo para albergar dos nichos con enterramientos familiares de él y sus progenitores, norma que se mantiene actualmente.
Con el paso del tiempo el poder de Rodrigo Calderón caería por su propio peso. La desconfianza de Margarita de Austria, esposa de Felipe III, ante los tejemanejes del Duque de Lerma y su usurpación de funciones al rey abrió una investigación sobre la posible corrupción en las finanzas con la figura de Rodrigo como principal sospechoso. Tras la muerte repentina de la reina en octubre de 1611, el noble fue cesado de sus labores de secretario real y enviado a una misión especial como embajador en Flandes. En ese transcurso de acontecimientos se le imputaría la orden del asesinato de Francisco de Juaras, envenenador que había trabajado al servicio de Calderón.
Al conocer los hechos, el objetivo común de los nobles consistía en detener a Rodrigo en la noche del 20 de febrero de 1619 en su palacio de Valladolid y conducirlo a Madrid acusado de asesinato, brujería, fraude, cohecho y malversación de finanzas públicas. Una vez detenido confesó su implicación en el asesinato de Francisco de Juaras y rechazó el resto de imputaciones que le llevaron a la condena de muerte. El jueves 21 de octubre de 1621 fue sacado de la prisión en que y conducido a un cadalso de madera levantado en el centro de la Plaza Mayor de Madrid, donde sería ajusticiado en presencia de una muchedumbre.
Dos años después de la ejecución, Inés de Vargas, esposa de Rodrigo, logró recuperar el título del palacio de la Casa de las Aldabas y el patronato del convento de Porta Coeli y trasladó los restos de su difunto marido al sepulcro reservado del templo vallisoletano.
Hoy en día su momia se conserva en el mismo ataúd de escaso metro y medio en el que llegó desde Madrid. Debido a las pequeñas dimensiones hubo que adaptar el cuerpo fracturándole las piernas a la altura de las rodillas. Ni la momia, ni el arca donde se encuentran los restos de Rodrigo y su esposa permanecen visibles al público.
Desde Curioseando por Valladolid hacemos un repaso por los rótulos que dan nombre a las calles de la ciudad
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