Gran coalición bajo presión

Conservadores y socialdemócratas han trabajado en mes y medio su acuerdo de gran coalición, que recupera el entendimiento que dirigió Alemania durante doce de los dieciséis años de mandato de Angela Merkel. Pero Christian Merz todavía no será formalmente canciller hasta el 7 de mayo y el momento, en casa y fuera, imprime urgencia al proceso. Con una previsión de crecimiento para este año que se acaba de rebajar del 0,8% al 0,1%, el nuevo Ejecutivo promete ganar competitividad con una reducción de la burocracia y estímulos fiscales a empresas y trabajadores. El enorme esfuerzo de destinar un billón a infraestructuras y defensa debe relanzar el liderazgo germano al frente de una Unión Europea convulsionada por la guerra en Ucrania y los aranceles salvajes de Trump. La relevancia que CDU/CSU y SPD conceden a la política migratoria se limita a reproducir las promesas de la campaña electoral. Las medidas contra la entrada irregular de extranjeros se pliegan a las exigencias de una ultraderecha tan pujante que encabeza ahora los sondeos de intención de voto y mejora así el ya inquietante segundo puesto que logró en las elecciones de febrero.