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Aunque la Jornada Internacional de las Empleadas del Hogar se conmemora oficialmente este domingo día 30, Cáritas ha sacado a la calle este jueves las ... reivindicaciones de este colectivo. No son pocas, ya que se trata de uno de los gremios más precarizados. Y eso a pesar del decreto que regula este sector en el mercado laboral; sin embargo, no siempre se cumplen sus requisitos. Para muestra, el botón del exceso de horas que hacen las trabajadoras. La coordinadora del programa de Empleo y Formación de la entidad diocesana en Segovia, Mayte Casado, se queja de que, «aunque la ley establece una jornada laboral de como mucho 40 horas, sobre todo las interinas hacen más».
Reclama un mayor control de las administraciones para hacer cumplir la normativa legal, ya que la Inspección «no puede entrar en los domicilios privados» donde llevan a cabo sus tareas domésticas. También demanda «un mejor trato de los empleadores». La representante de Cáritas recuerda que la mayoría de las personas que se dedican a estas labores son mujeres procedentes de otros países. «Para muchas, ser empleada del hogar es la puerta de entrada a España», es la vía para acceder a los permisos de trabajo y residencia. Esa necesidad es aprovechada por empleadores que conculcan sus derechos.
Las mejoras en las condiciones que reivindica la institución diocesana pasan por un sueldo y una jornada dignos; pero también por dotar a las empleadas del hogar de una estabilidad y seguridad laborales. Por eso, Casado critica prácticas habituales como que no se den de alta a estas trabajadoras en la Seguridad Social, que se las tenga sin contrato, que superen las horas dedicadas, que las paguen por debajo del Salario Mínimo Interprofesional o que se no les concedan días de permiso.
La coordinadora del programa de Empleo y Formación de Cáritas en Segovia hace hincapié en que las empleadas del hogar «tienen derecho a un contrato, a días de vacaciones y a una prestación por desempleo, entre otros», así que incide en que se hagan valer y cumplir frente a los abusos que sufren.
Si los empleadores no pueden garantizar esos derechos por los elevados costes que conllevan, la portavoz de la institución diocesana aboga por que las administraciones pongan su granito de arena y apoyen con ayudas económicas el cumplimiento de los requisitos legales que amparan a este gremio.
Mayte Casado también reivindica una «clasificación profesional que distinga las tareas domésticas como planchar o limpiar de otras que tienen que ver con la atención a las personas». Lamenta que ambas funciones «se mezclen», haciendo que las empleadas del hogar tengan que asumir la asistencia personal de mayores dependientes.
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